La Bioética o ética de la vida no es una disciplina nueva. A partir de la década del 70, en tono al famoso caso de Karen Ann Quinlan y la sentencia del Tribunal Supremo del Estado de nueva Jersey, reconociendo a la joven norteamericana el “derecho a morir en paz y con dignidad”, se abre una gran discusión en torno al final de la vida. Se van constituyendo los grupos interdisciplinarios que discuten y analizan los temas del derecho a la vida, la calidad de ésta y el respeto a la dignidad de la persona.
En nuestro país, los orígenes de la Bioética se remontan a la década de 1990, cuando el Dr. Roberto Llanos Zuloaga, eminente psiquiatra de la Clínica Ricardo Palma y docente universitario de gran prestigio, se interesa por constituir un grupo de profesionales principalmente de médicos, para debatir temas relacionados con los aspectos éticos de la vida humana tanto en personas sanas como en personas con algún tipo de enfermedad.
Como lo escribió en su momento el Dr. Llanos, “el movimiento bioético en el Perú se inicia en 1990 en circunstancias que la Junta Directiva del Colegio Médico de ese año, promueve la convocatoria a simposios y mesas redondas a un grupo de médicos con vocación ética, bioética y deontológica”. Ese mismo año, se forma una Comisión integrada, entre otros, por los doctores Guillermo Contreras y Salomón Zavala Sarrio. Esta comisión tuvo corta vida y acabó por desactivarse.
El interés por la Bioética se fue despertando y asistimos a la formación de diversos grupos más o menos numerosos tanto privados como institucionales, que se ocuparon con diversa fortuna de temáticas y problemáticas bioéticas.
En el transcurso del tiempo, se fueron constituyendo algunas asociaciones como ASPEBIO (Asociación Peruana de Bioética), CEPEBIO (Centro Peruano de Bioética), ASVIDA (Asociación por la Vida), entre otras, que en la actualidad se hallan inactivas. La cátedra de Bioética, sin embargo, se ha mantenido en varias universidades tanto públicas como privadas como son la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la Universidad Privada de Piura, la Universidad Femenina del Sagrado Corazón, la Universidad de San Pablo y la Universidad Santa Maria, ambas de Arequipa, la Universidad Sedes Sapientiae, la Universidad Ruíz de Montoya, la Pontificia Universidad Católica del Perú, la Universidad Santo Toribio de Chiclayo, entre otras.
También el Colegio Médico ha trabajado arduamente en el tema bioético lo mismo que el Ministerio de Salud, ASPEFAM, la OPS, la Academia Nacional de Medicina y la UNESCO, a través de su cátedra de Bioética. Esta última estuvo en poder de la UNIFE durante cinco años.
La Bioética en el Perú se manifi esta en dos tendencias, “escuelas” o corrientes: la personalista, que incluye a los discípulos de Elio Sgreccia; importante teólogo del Vaticano, la tendencia de los laicos y religiosos que consideran que el ser humano, persona, goza de todos sus derechos, inalterables, desde la fecundación hasta la muerte natural y estos derechos han de ser respetados en todas las etapas de su vida; y la tendencia “ progresista” o liberal, laica, utilitarista, que defi ende las ideas innovadoras que son debatidas en diversos foros, especialmente por los organismos internacional y las ONGs.
Hace poco, se ha creado una nueva Asociación Peruana de Bioética, Presidida por el Dr. Alfredo Benavides, médico cardiólogo e importante bioeticista peruano, de tendencia liberal, eminentemente laica, asociación que ha organizado diversas reuniones y simposios. Se encuentra en ciernes la Red Peruana de Bioética Personalista (RPBP), cuya génesis es liderada por el Dr. Alejandro Langberg, médico cirujano, muy prestigiado y con una gran formación académica.
En este punto, quisiera referirme brevemente al concepto de persona, que es un concepto nacido de la Filosofía cristiana. El término persona (del latín personare) proviene del teatro romano: se llamó persona a una máscara que se ponían los actores y actrices en el teatro para hacer resonar su voz en ambientes grandes y de mala acústica.
Al comienzo, se denominó persona sólo a la máscara, pero pasando el tiempo, se fue llamando persona al actor o actriz provisto (a) de su máscara. Así persona, se fue humanizando, inicialmente sólo en el teatro. Fue Boecio, un fi lósofo cristiano del siglo VI dc, el que consideró que el ser humano es persona, al ser la máscara de la voz de Dios en la Tierra. Gracias a la persona, la voz divina se escucha hasta el último rincón del universo. La persona crea su mundo (mundus = limpio), vale decir, su ambiente limpio, ordenado, armónico gracias a la persona. Este concepto fue luego llevado a su máxima expresión e importancia por San Agustín de Hipona. Por ello, la persona es el centro de la Ética y de la Bioética personalista.
La Red Peruana de Bioética Personalista, que se está formando, cuenta ya con un grupo de once profesionales, que mencionaremos:
– Carlos Elías Echevarría Bouche, de la Facultad de Teología Redemptors Mater del Callao.
– Alejandro Langberg, de la Facultad de Teología Redemptoris Mater del Callao.
-Rafael Santa Maria de la Universidad San Pablo de Arequipa.
– Maria Laura Malespina, de la Universidad Privada de Piura.
– Mercedes Saravia de la Universidad San Ignacio de Loyola.
– Rosa Sánchez, Mg. en Bioeticista y Dra. en derecho.
– Juan Carlos González, de la Universidad Católica Santa María de Arequipa.
– Patrick Wagner, de la Academia Nacional de Medicina.
– Carla Morán, de la Universidad Femenina del Sagrado Corazón y de la Universidad San Ignacio de Loyola.
– Myriam Falla, de la Universidad Femenina de Sagrado Corazón.
– Jorge Martínez, profesor de la Universidad San Pablo de Arequipa.
– Roberto Tarazona de la Universidad Católica Sedes Sapientiae.
En conclusión, son: 12 integrantes: 5 médicos, uno de ellos filósofo, 3 abogados, 1 teólogo canonista, 1 educadora, 1 filósofa.
Resulta muy útil y deseable que existan estas dos tendencias. Ello nos permitirá reunirnos, intercambiar ideas, debatir y enriquecer nuestro pensamiento bioético, forjando una posición propiamente peruana como ya ocurre en algunos de los países vecinos como Chile, Argentina, Colombia y Uruguay.
El objetivo final es propender a la muy urgente creación e instalación del Comité Nacional de Bioética, que tanta falta hace en nuestro país, para que seamos capaces de debatir en forma seria, independiente, con altura y conocimiento, y de modo interdisciplinario, los principales problemas bioéticos que surgen en nuestra práctica profesional, comenzando por la problemática bioética aparecida durante la pandemia que nos golpea y aflige.
Dr. Patrick Wagner Grau
Doctor en Medicina y Filosofía