Ser madre significa cambiar tu vida, tu tiempo y tu forma de pensar por tus hijos. Significa dar todo tu corazón y entregar tus fuerzas cada día para sacar a tus hijos adelante y enseñarles a vivir.
Significa tener una razón de ser para el resto de tu vida. Querer aprovechar y exprimir cada momento al máximo. Tener sentimientos encontrados al ver cómo tus hijos crecen, sintiendo dicha y nostalgia cuando avanzan dando pasos de gigante por la vida.
Si hay un amor que podamos llamar verdadero es el amor sincero de una madre, un amor que a su vez es eterno e infinito. En realidad, ser madre implica seguir los pasos de unos pequeños maestros, los hijos, hasta que se hacen grandes. Con solo existir y sin saberlo los hijos les enseñan a amar de manera incondicional.
El 11 de febrero se celebra el Día Mundial de la Mujer Médica, una fecha creada con la finalidad de rendir un especial tributo a la doctora de origen inglés Elizabeth Blackwell por ser la primera mujer en el mundo en recibir el título en Estados Unidos, y luego poder ejercer tan loable profesión para el beneficio de la humanidad.
¿Quién fue Elizabeth Blackwell?
Elizabeth Blackwell fue una reconocida doctora, nacida en Bristol, Inglaterra en el año 1821. Elizabeth Blackwell fue la primera mujer estadounidense en titularse como médica e infl uyó en cientos de mujeres que siguieron sus pasos inspiradas por su tenacidad.
Esta profesional tuvo que enfrentar duros retos por ser una época llena de convencionalismos y donde no era bien visto el papel de la mujer en un campo que sólo era privilegio de los hombres. Sin embargo, gracias a sus logros y luchas, hoy muchas mujeres alrededor del mundo, son reconocidas por su trabajo y profesionalidad en el área de la medicina.
Luego de ser rechazada por 12 uni versidades, Elizabeth logró inscribirse en la escuela de medicina de la Universidad de Geneva, al oeste de Nueva York, y en 1849 se graduó con las más altas calificaciones de su generación.
Sin embargo, no obtuvo trabajo en ningún hospital de su país y viajó a Francia, donde le aconsejaron matricularse en la Maternité y estudiar obstetricia. Así lo hizo y de vuelta en Nueva York trabajó en una clínica fundada por un grupo de mujeres cuáqueras para atender a los habitantes más pobres de la ciudad.
Fundó el New York Infirmary, primer hospital dirigido enteramente por médicas, lo cual brindaba a las mujeres la oportunidad de practicar lo que en otras instituciones se les negaba. Durante un viaje a Inglaterra conoció a Florence Nightingale, madre de la enfermería moderna. De retorno a América, gracias al donativo de 10 mil dólares hecho por el predicador Henry Ward Beecher, fundó la Escuela de Enfermería de Nueva York en mayo de 1857.
Nombró a la doctora Rachel Cole, primera mujer afroamericana que se graduó de medicina en Estados Unidos, como su compañera en la dirección del establecimiento.
Años más tarde (1867), Blackwell fundó, anexa a la Escuela de Enfermería, una de medicina; para 1899 se habían graduado en ella 364 mujeres.
Sus logros se difundieron a todas partes del mundo: mujeres de Rusia pedían ser admitidas en las escuelas de medicina de San Petersburgo; una joven había empezado a estudiar medicina en una escuela de Argel; el gobierno sueco solicitaba información porque en Estocolmo había 15 mujeres interesadas en estudiar medicina.
En Inglaterra, las mujeres que deseaban estudiar medicina sufrían vejaciones, la prensa las llamaba “las siete sinvergüenzas”, los estudiantes las atacaban y fueron expulsadas. “Funden ustedes mismas una escuela de medicina”, fue el consejo de Blackwell, quien las ayudó a formar la Escuela Londinense de Medicina para Mujeres, institución aún en funcionamiento.
Tras legar conceptos vanguardistas como el seguro contra la enfermedad y la vejez, el mejoramiento de las viviendas de los pobres y las cooperativas para disminuir el precio de los víveres, Blackwell falleció en 1910, a los 89 años de edad.
En el Día Mundial de la Mujer Médica, bien vale la pena recordar el papel de algunas de sus principales protagonistas, entre las cuales destacan:
Gertrude Belle Elion (1918-1999): Fue una especialista, quien, a través de sus incansables estudios en la medicina, logró descubrir la primera droga para tratar la leucemia y gracias a esto, en el año 1988 logró ganar el Premio Nobel en Medicina.
Francoise Barré-Sinoussi (1947): Esta científica francesa fue la que descubrió que el VIH era el causante del SIDA. Gracias a su incansable trabajo, millones de personas infectadas con el virus, han podido hacer frente a la enfermedad y tener esperanzas para algún día lograr erradicarla de forma definitiva.
Madres en el consultorio, médicas en casa
En una esfera laboral en donde lo asistencial tiene un rol preponderante el ser médica, exige además de conocimientos especializados, un “doble aporte emocional” cuando se suma al rol de madre. “Por definición, la asistencia se vuelve repetitiva y no tiene fin”
No es de sorprender entonces que la incorporación del género femenino a las carreras de las ciencias de la salud, como la medicina, estuvieran directamente vinculadas a su rol como madres.
Fue una suerte de durante ese período, en Latinoamérica en el siglo XIX, hubo una alianza entre la familia y el estado la que produjo que por un lado, las madres representando a las familias y, por otro, los expertos representando al estado, condujeran al camino en donde las mujeres se instruirían adquiriendo conocimientos médicos.
El impulso de las mujeres hacia la práctica de la medicina se dio de una forma natural debido a que las esposas y madres eran “las supervisora de la salud y las enfermeras del hogar”.
De manera recíproca, al parecer, la maternidad le otorga cierto carácter especial al ejercicio de la medicina.
Existe cierta empatía ligada a la maternidad que está presente también en el acto médico. lo denominan “maternización” del rol de médicas y está relacionado con una imposibilidad de separar lo que las médicas son como madres y lo que son como profesionales. Usualmente, ambos roles se entremezclan.
¿Cómo es el día a día de una madre medica?
Lo que hace una doctora del área de la medicina es ser la encargada de diagnosticar, medicar y prevenir ciertos tipos de enfermedades que padezca un paciente. La doctora son Médicos especializados en temas de medicina específicos, pueden ser expertos en cuestiones sanitarias que se desarrollarán en consejos médicos para recolectar opiniones distintas sobre el tema que abarcan de sus colegas o bien pueden gerenciar un hospital, ambulatorio o clínica ya que su cargo es sinónimo de liderazgo y eficiencia.
Podemos describir el día a día como médico, como madre y como mujer, de la siguiente manera:
COMO MÉDICO. – Ellas ejercen su profesión de forma responsable, profesional, eficiente, eficaz, humana y actualizada. Mantener esos aspectos supone:
• FORMACIÓN CONTINUADA:
– Estudios fuera de sus horas de trabajo
– Preparación de Sesiones Clínicas, Bibliográficas o Ponencias.
– Asistencia a Congresos y Cursos de actualización
– Investigación
• ACTIVIDAD ASISTENCIAL:
– Cumplir con la jornada ordinaria
– Guardias o Atención Continuada
COMO MADRE. – Ejercen su maternidad de forma consciente y responsable, equilibrada, sin sobreproteger en exceso ni ejerciendo de forma autoritaria. Entre sus múltiples tareas podemos mencionar:
• Llevar y recoger a los hijos del colegio.
• Acudir a las reuniones con los profesores (a veces a horas intempestivas).
• Ir al Pediatra cuando están enfermos o precisen una revisión médica o vacunas.
• Llevarlos a actividades extraescolares.
• Apoyarlos en los deberes escolares.
• Agenda social: Cumpleaños, disfraces, días festivos en el colegio, etc.
• Logística del hogar, baños, comidas, etc
• Qué hacer durante las vacaciones escolares: campamentos, actividades, etc.
Ser Madre Médica significa nunca más estar sola en el pensamiento, pues siempre piensa triple: por sus hijos, sus pacientes y por ella.