Los grandes avances de las ciencias médicas como han sido el descubrimiento de los antibióticos, las vacunas, la cirugía laparoscópica, la detección de trastornos genéticos, el tratamiento con células madre y hasta los tejidos 3D, hubieran sido meras anécdotas si es que estas no hubieran sido puestos en práctica de manera racional y sistematizada en estos establecimientos de salud con una organización y profesionales preparados para ello.
Con esta asombrosa realidad, coexisten hechos como: una creciente y galopante demanda de la población, infraestructura médica rebasada, obsolescencia cada vez más rápida de los equipos, menos recursos financieros y los errores médicos que ponen en riesgo la vida y la seguridad de los pacientes. De tal modo que los administradores de los establecimientos de salud cada vez tienen que hacer más, con menos.
Las buenas noticias son que los hospitales están mejorando las tasas de sobrevida en los casos de infartos agudos de miocardio, logran disminuir los reingresos a las emergencias por crisis asmática en niños, varios hospitales han logrado reducir sus tasas casi a cero en bacteriemias relacionadas a catéteres venosos centrales y otros han aumentado su cobertura de atención sin desmedro de la calidad percibida. ¿Acaso todo esto se logra por azar?, la respuesta es NO. Esto se logra solo si existe la voluntad férrea de anteponer al paciente sobre cualquier problema estructural y si existe la calidad organizativa que lo lleve adelante.
En realidad, no es nueva la preocupación de los establecimientos de salud por la calidad y seguridad de la atención que ofrecen, desde los años 60 la sociedad americana de cirugía ya evaluaba la calidad de la asistencia quirúrgica en EUA y actualmente la Joint Commission vela por que los hospitales cumplan con estándares de calidad y seguridad del paciente.
La acreditación es un proceso en el cual una entidad, separada y diferente del establecimiento de salud, evalúa la organización sanitaria para determinar si cumple con una serie de requisitos diseñados para mejorar la seguridad y la calidad de la atención (estándares). Un estándar debe ser óptimo pero alcanzable, la filosofía subyacente debe estar basada en principios de gestión de la calidad y mejora continua de la calidad, debiendo estar basados en la evidencia científica, su interpretación no debe dejar margen a la subjetividad y su medición debe ser verificable.
Se ha discutido mucho sobre los beneficios de un sistema de acreditación hospitalario, lo cierto es que este beneficio se puede expresar en un menor número de eventos adversos y cuando los hay son menos graves; disminuye los costos extrahospitalarios para las familias; aumenta la eficacia de la gestión institucional; se busca la mejora continua de la cultura de seguridad hospitalaria, aumenta la moral del personal al sentir que trabaja en una institución acreditada, pero por sobre todas las cosas, aumenta la confianza de la comunidad de pacientes que se viene a atender en estas instituciones.
El Perú cuenta con la NTS- 050-Norma Técnica de Salud para la Acreditación de Establecimientos de Salud y Servicios Médicos de Apoyo, que a pesar de que fue promulgada en el 2007 es aún bisoña en su aplicación, ya que recién en agosto del 2019 se atendió el requerimiento de evaluación de dos hospitales, siendo el Instituto Nacional del Niño San Borja el primer hospital acreditado con la norma nacional del país.
Ya antes, desde el año 2016, instituciones privadas peruanas han optado por sistemas de acreditación internacionales, siendo de las más utilizadas la Joint Comission Internacional, el sistema de Acreditación Canadiense y Acreditas Global. La ventaja de optar por sistemas internacionales es que estas tienen mucho más amplia experiencia, son globalmente reconocidas y sus estándares se centran en requerimientos que sí agregan valor en la calidad de la atención, cuentan criterios de eficiencia, siendo completamente aplicables a nuestra realidad, por ejemplo la Joint Commission, expresamente indica que si hubiera algún conflicto entre el estándar nacional y el internacional se debe aplicar el más exigente.
El mismo proceso de obtención de la acreditación obliga a los hospitales a repensar en sus procesos de atención, a trabajar en equipo, mejorar la comunicación entre sus profesionales, implementar sistemas de vigilancia, adoptar medidas de prevención, interactuar y dar mayor participación a los pacientes y en algunos casos mejorar el equipamiento e infraestructura. La Acreditación es en buena cuenta una herramienta de mejora, el certificado o “medalla” de la acreditación no es un fin en sí mismo. Este afán de autoexigencia, eleva la calidad de atención y mejora el clima de seguridad del paciente. Es por ello que se dice que la acreditación representa el mejor vehículo que se puede tomar camino a la excelencia. Para algunos hospitales el camino a la acreditación será de algunos pasos, para otros el camino será mucho mas largo; pero ya sea que tengas que caminar un kilómetro o cien, siempre se comienza con un paso, el no acertar a intentarlo, debe ser un hecho tan lamentable como irresponsable.
Lic. Harrison Sandoval Castillo
Coordinador de Seguridad del Paciente y Control de Infecciones.
Clínica Ricardo Palma