En diabetes mellitus (DM) tipo 2, necesitamos cambiar el enfoque de prevención y tratamiento.La Diabetes es una enfermedad crónica y progresiva que impacta en casi todos los aspectos de la vida de las personas, impone una gran carga económica a los individuos, las familias y los sistemas nacionales de salud. Resulta preocupante la manera en que la incidencia de la diabetes  aumenta cada vez más a nivel mundial, especialmente en los países en desarrollo, en  directa relación con la epidemia de obesidad y la occidentalización del estilo de vida, razón por la cual ha sido catalogada dentro de las enfermedades de estilo de vida.

Esta pandemia de diabetes ha arrojado unas cifras dramáticas como es el hecho de que cada 6 segundos fallece una persona como consecuencia de la diabetes; es la primera causa de ceguera permanente, de amputaciones no traumáticas y de insuficiencia renal terminal en el mundo occidental, además de que su atención se lleva al menos el 12% del gasto sanitario mundial1. Es una de las principales causas de años vividos con discapacidad2 y de años perdidos por muerte prematura, alcanzando el primer lugar como causal de mortalidad en México habiendo desplazado a la enfermedad coronaria3, El estudio PERUDIAB 2012 realizado en 1 677 hogares a nivel nacional, representativo de más de 10 millones de adultos mayores de 25 años, ha encontrado una
prevalencia de 7% de diabetes mellitusy 23% de hiperglicemia de ayuno (prediabetes).

415 millones de personas viven actualmente con diabetes en el mundo el 45% no ha sido diagnosticado1, por lo tanto, se exponen a un riesgo muy elevado de desarrollar complicaciones crónicas antes de recibir atención, lo cual atenta contra la calidad de vida, la productividad y el desarrollo económico. Se prevé que habrá un aumento del 54% en la cantidad de personas con DM en los próximos 20 años.1
Como si lo anterior fuese poco, pese a los ingentes esfuerzos realizados por los sistemas de salud, en la mayoría de los países de América Latina la cantidad de pacientes controlados, solo teniendo en cuenta un valor de HbA1c <7%, no supera el 25% ( es decir solo 1 de cada 4 pacientes con diabetes cumple con un control adecuado de su diabetes) y si se tienen en cuenta otros factores determinantes de buen tratamiento como control de HTA, hiperlipidemia y correcto uso de antiagregación plaquetaria, esta cifra no
supera el 5%4.
Es un hecho aceptado que la Diabetes  es una enfermedad predominantemente derivada de estilos de vida caracterizados por las pobres elecciones alimenticias y el sedentarismo, y que entre el 90% y 100% de los casos de Diabetes Mellitus tipo 2 se pueden prevenir con hábitos saludables tales como, lograr 5-7% de pérdida de peso corporal, limitar consumo de grasas saturadas a menos del 10% del consumo calórico diario (disminuir consumo de carnes), aumentar el consumo de fibra al ingerir al menos 5 porciones al día de frutas y vegetales, realizar actividad física durante al menos 4 horas/semana y cesación tabáquica.5, 6 Esto quedó demostrado en 2001 con la publicación de los resultados del Diabetes Prevention  Study (DPS)5, cuyos resultados fueron posteriormente reproducidos por el Diabetes Prevention Program (DPP)7 y otros más como el European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition (EPIC)8 y el Diet, lifestyle, and the risk of type 2 diabetes mellitus in women.6

El concepto de que la DM2 es una enfermedad irreversible y progresiva, que inequívocamente conduce a la muerte de células pancreáticas ha sido replanteado y existe actualmente evidencia sólida que demuestra que esta enfermedad puede remitir en más del 50% de los casos cuando se logra una pérdida de peso de alrededor del 20% del peso corporal9. Es la pérdida de peso lo que se relaciona con el proceso de reversión de la enfermedad, según los trabajos del Dr. Lingvay10 de la universidad de Texas y del grupo de la Universidad de Newcastle dirigidos por el Dr. R. Taylor. Se dispone de evidencia de que el conocimiento de los resultados que se logran con este tipo de intervenciones: controlar la enfermedad, disminuir en forma considerable el uso de medicamentos y reversión de la enfermedad en más del 50% de los casos en que se alcanzan pérdidas de entre 10 y 20 Kg en pacientes con menos de 8 años desde el diagnostico, logran motivar a no pocos pacientes a introducir cambios en sus hábitos relacionados con la salud.
Existe evidencia que sugiere que las dietas basadas en plantas logran resultados similares a los anteriormente citados sin requerirse restricciones calóricas tan severas12 e incluso se ha documentado cese en el requerimiento de insulina en más del 50% de individuos tratados con dieta isocalórica basada en plantas.13 Es necesario mencionar que en lo que se  fiere a la actividad física existe un cuerpo sólido de evidencia que demuestra que la actividad muscular disminuye la resistencia central, periférica y vascular a la insulina logrando mejorías significativas en la función pancreática y en el grado de control de la enfermedad.14, 15.

Resulta llamativo que, a pesar de la evidencia, el conocimiento y la práctica de la medicina de estilo de vida permanezca como una herramienta subutilizada. Es necesario que, para poder practicar una buena medicina, que pueda proveer respuesta a la actual crisis de salud, los médicos entendamos la importancia crucial de las intervenciones del estilo de vida para prevenir y tratar las enfermedades crónicas. Poca formación se brinda sobre actividad física, nutrición y manejo del stress, factores considerados como determinantes críticos de salud. Como respuesta a esta situación algunas escuelas de medicina como la de Loma Linda University, Harvard Medical School y en América Latina la Universidad de Montemorelos y la UPEU han enriquecido sus currículos con materias dedicadas a estilo de vida. Necesitamos que más escuelas de medicina se sumen a la enseñanza de la medicina de estilo de vida.

Un estudio de investigación reciente que realizamos en la Clínica Good Hope16, demostró que las personas con mayor riesgo de desarrollar diabetes fueron aquellos con edad mayor de 40 años, sexo masculino, con antecedente familiar de diabetes, presencia de hipertensión arterial y el no realizar actividad física, confirmado que los factores asociado a desarrollar diabetes están directamente vinculados al estilo de vida. La evidencia citada explica algunas de las razones por las cuales los modelos de atención basados en medicina de estilo de vida han demostrado ser costoefectivos para prevenir, controlar e incluso revertir algunas enfermedades crónicas, por lo que varios de estos programas hoy en día son cubiertos por MEDICARE y otras compañías  aseguradoras en los Estados Unidos. En nuestro pais, la clínica Good Hope es pionera en promover estilos de vida saludable, y junto a organismos nacionales e internacionales (Latin American Lifestyle Medicine Association, American College of Lifestyle Medicine),vienen desarrollando programas edurecativos y asistenciales, beneficiando a cientos de personas.

En conclusión tenemos buenas noticias, la diabetes es prevenible, se puede revertir y podemos controlar adecuadamente la enfermedad y los costos que esto significa para la sociedad, con Medicina de Estilo de Vida.

Dr. Jhony A. De La Cruz Vargas PhD,MCR, MD.
Especialista en Medicina Interna y Oncología Medica
Maestría en Investigación Clínica y Doctorado en Medicina.
Jefe de Docencia e Investigación de la Clínica Good Hope
President, Latin American Lifestyle Medicine Association
Director del Instituto de Investigación en Ciencias Biomédicas-URP

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