En este tiempo hemos visto cómo la prevalencia del COVID-19 ha obligado a muchas instituciones de salud a replantear sus procesos y modelos de atención. Los Centros de Cirugía Ambulatoria no deben mantenerse al margen de esta realidad y deben ponerse manos a la obra.

Revisando experiencias internacionales y evaluando la situación en nuestro país, hemos visto que los Centros de Cirugía Ambulatoria y de Corta Estancia pueden y deben asumir un rol más activo para colaborar con el sistema de salud que en estos momentos se encuentra saturado. Diferentes asociaciones médicas internacionales ya se han pronunciado acerca de la necesidad de continuar atendiendo los casos quirúrgicos que, sin ser emergencias, no pueden ser postergados por mucho tiempo.

Asimismo, el Colegio Americano de Cirujanos (“American College of Surgeons”) ha recomendado de manera explícita entre sus miembros que, antes de suspender una cirugía, se considere la posibilidad de realizarla en un Centro de Cirugía Ambulatoria o en una institución con bajo censo de COVID-19.

EL REGRESO DE LA CIRUGIA ELECTIVA

Si bien, al inicio de la pandemia, la recomendación fue postergar todas las atenciones que no sean casos de urgencia o emergencia, dada la incertidumbre con respecto al impacto del COVID-19 en los próximos meses, hace algunas semanas surgió una nueva preocupación: retrasar las cirugías electivas puede generar que los pacientes se agraven y muchos reaparezcan como emergencias en un momento en que serán más difíciles de manejar.

Aun cuando existen algunas cirugías que pueden posponerse indefinidamente, la gran mayoría de los casos quirúrgicos están asociados con una enfermedad progresiva. A medida que estas condiciones persisten y, en muchos casos, avanzan en ausencia de una intervención quirúrgica, es importante reconocer que la decisión de aplazar o realizar un procedimiento quirúrgico debe tomarse en el contexto de numerosas consideraciones, tanto médicas como logísticas.

Por otro lado, en cuanto al tema normativo, la primera semana de mayo de este año el Gobierno aprobó un documento técnico del MINSA en el cual se señala la “suspensión de cirugías electivas de los EESS que atienden pacientes con Covid-19, que no puedan garantizar medidas de distanciamiento social y transmisión de Covid-19…”. De este artículo se deduce claramente que tanto las instituciones que no atienden pacientes con COVID-19, como las que logren garantizar las medidas de prevención señaladas, no están incluídas en esta restricción.

LA SEGURIDAD ANTE TODO

Los Centros de Cirugía Ambulatoria se caracterizan por ser instituciones que no atienden casos de emergencia ni internan pacientes por diversas enfermedades infectocontagiosas que no son quirúrgicas. Esto permite disminuir la contaminación en el ambiente y reducir significativamente las probabilidades de contagios e infecciones cruzadas.

En ese sentido, se espera que este tipo de instituciones cobren cada vez mayor relevancia a nivel mundial para los pacientes que necesiten someterse a procedimientos quirúrgicos mientras dure la pandemia.

Por este motivo es fundamental que los Centros de Cirugía Ambulatoria, al igual que todos los establecimientos de salud de mayor complejidad, implementen un plan de acción muy completo y riguroso que permita continuar brindando atención quirúrgica segura y que considere, entre otros temas, los siguientes:

• Procesos de descarte pre-operatorio para COVID-19 que incluya la identificación de síntomas, posibles contactos con personas infectadas y pruebas de laboratorio, siguiendo las recomendaciones y protocolos establecidos a nivel mundial.
• Correcta selección de pacientes y cirugías según el nivel de riesgo.
• Consentimientos Informados para COVID-19.
• Disponibilidad de medicamentos, insumos, dispositivos médicos y equipos de protección personal; así como, la disponibilidad de camas de hospitalización y de cuidados intensivos ante cualquier eventualidad.
• Uso prioritario de anestesias locales y regionales.
• Implementación de diversas técnicas para evitar las fugas del CO2 intraabdominal en cirugías laparoscópicas, así como el uso de filtros anti-virales.
• Consideraciones especiales para el uso de las unidades de electrocirugía y la implementación de medidas para la evacuación del humo quirúrgico.
• Utilización de todos los equipos de protección personal recomendados durante procedimientos generadores de aerosol.
• Aire acondicionado en sala de operaciones, recambios de aire entre cirugías para asegurar aire limpio en sala de operaciones.
• Disponibilidad del recurso humano para brindar los servicios, sobretodo de los profesionales de la salud.
• Aplicación de herramientas de diagnóstico para COVID-19 que incluye la realización de pruebas de laboratorio para el personal de salud.
• Verificación de la ausencia de fiebre y otros síntomas relacionados al COVID-19 antes, durante y después de la jornada laboral.
• Controles de temperatura y desinfección de manos en las puertas de ingreso.
• Uso obligatorio de mascarillas e implementación de diferentes medidas de distanciamiento social en la institución.
• Restricción de visitas y acompañantes, así como la reducción del personal en sala de operaciones al mínimo posible.
• Entrenamiento al personal en temas importantes relacionados a la transmisión del COVID-19, como la identificación de síntomas, medidas de prevención y el uso apropiado de los diferentes equipos de protección personal.
• Exhaustivos protocolos de limpieza y desinfección.
• Adherencia a todas las recomendaciones dictadas por las organizaciones científicas internacionales y los entes regulatorios de nuestro país.

Alejandro Langberg Bacigalupo
Gerente de Calidad
MEDAVAN

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