Cuando un diagnóstico de cáncer aparece en nuestro entorno familiar, rápidamente invade nuestra mente un conjunto de temores y desesperanzas por la connotación que de por sí tiene la palabra “cáncer”; por la incertidumbre de cómo será la evolución de la enfermedad, lo sombrío del pronóstico y por la complejidad de los tratamientos. El cáncer continúa siendo una de las principales causas de mortalidad en nuestro país y a nivel mundial, lo cual genera un gran impacto no sólo en el ámbito personal, sino también en el contexto familiar y económico.

Sin embargo, en esta travesía contra el cáncer no siempre implica someterse a tratamientos quirúrgicos, muchas veces radicales, o lidiar con extenuantes quimioterapias o radioterapias. Existen otras estrategias, mucho más sencillas que, al internalizarlas en nuestra rutina diaria, impactarán favorablemente en nuestra salud y nos permitirán vivir sin cáncer. Estas estrategias están al alcance de todos e implementarlas en nuestras familias y sociedad contribuirá en el control de esta enfermedad. Principalmente se resumen en dos: Primero, la incorporación de hábitos saludables

que ayudarán a prevenir o evitar la aparición del cáncer; y segundo, la realización de estudios de despistaje que permitirán detectar alguna neoplasia en una etapa temprana y así poder ser manejada exitosamente con altas probabilidades de cura.En primer lugar, la estrategia de prevención del cáncer consiste en incorporar en nuestros hábitos varias recomendaciones que, en su conjunto, podrían evitar la aparición de hasta el 30% de cánceres. Estas recomendaciones son:

– Dejar de fumar: Se ha estimado que el tabaquismo es responsable de aproximadamente el 20% de muertes por cáncer, por lo que es considerado el factor de riesgo evitable que por sí solo provoca más muertes en todo el mundo. Por ello, el abandono del hábito tabáquico es la principal recomendación para evitar el desarrollo de ciertos cánceres como el pulmonar, de cavidad oral, laringe, esófago, vejiga, entre otros.

– Evitar el consumo excesivo de alcohol: Si bien el consumo moderado y prudente de alcohol (vino) se ha asociado a un bienestar en la salud cardiovascular, su consumo excesivo y desmedido es un factor de riesgo para ciertos cánceres como los de cavidad oral, faringe, laringe, esófago, hígado, entre otros. Mientras mayor sea el consumo de alcohol, mayor será el riesgo de desarrollar cáncer, y mayor aún si el alcoholismo se combina con el tabaquismo.

– Mantener una dieta saludable: Es recomendable una reducción en el consumo de carnes procesadas y de grasas saturadas de origen animal, así como limitar el consumo de bebidas con alto contenido de azúcar. Por el contrario, se debe fomentar el consumo de una mayor cantidad de frutas y verduras, entre 4 a 5 porciones al día, así como alimentos ricos en fi bra. Estos hábitos nutricionales saludables reducirán el riesgo de desarrollar neoplasias del tracto gastrointestinal, como el cáncer de colon.

– Realizar ejercicio físico: El sedentarismo es un factor de riesgo para el desarrollo de diversos cánceres, especialmente si se combina con una alimentación poco balanceada y sobrepeso. Se recomienda mantenerse físicamente activo, practicando deportes al aire libre en forma regular, al menos 3 veces por semana.

– Evitar el sobrepeso: El sobrepeso y la obesidad están asociados claramente con un aumento signifi cativo en el riesgo de varios tipos de cáncer, como el cáncer de mama, colon, útero, entre otros; por lo que se recomienda mantener un peso saludable durante toda la vida.

– Protegerse del sol: La exposición a radiación ultravioleta en forma crónica genera daño en la piel lo que favorece el desarrollo de diferentes cánceres, como los melanomas. Por ello, se recomienda evitar la exposición solar, sobre todo en horarios de mayor radiación y garantizar la protección adecuada, mediante el empleo de gorros o sombreros, vestimenta con mangas largas y el correcto uso de un bloqueador solar con factor de protección alto. Igualmente se desaconseja el empleo de cabinas de rayos UVA para bronceado artificial.

– Manejar el estrés: Un estrés intenso y continuo podría afectar el sistema inmunológico, permitiendo el desarrollo de neoplasias. Por ello es aconsejable adecuar nuestras actividades laborales a nuestras posibilidades reales y encontrar momentos de distracción en el día a día.

La segunda estrategia, consiste en la detección temprana y oportuna del cáncer, que implica la realización periódica de exámenes que permitirán diagnosticar un cáncer en sus fases iniciales. Mientras más precoz sea la etapa en que se diagnostique el cáncer, mayor será la posibilidad de cura de la enfermedad.

Para ello, diversas sociedades científicas en todo el mundo, han emitido varias recomendaciones aplicables a toda la población.

– Detección temprana de cáncer de mama (seno): El autoexamen de mama, realizado en forma mensual, es fundamental para el diagnóstico temprano. Toda mujer debe estar familiarizada con la forma habitual de sus senos y en caso de identificar un cambio en la forma de las mismas o detectar alguno de los signos de alarma, debe comunicar inmediatamente al médico. Del mismo modo, es fundamental que toda mujer a partir de los 40 años de edad, se realice una mamografía en forma anual. En el caso de mujeres con historia familiar de cáncer o en los casos de cáncer hereditario, los exámenes de detección pudiesen empezar a una edad más temprana o incluir otros estudios como la resonancia magnética de mamas.

– Detección temprana de cáncer de cuello uterino: A partir de los 25 años de edad, luego del inicio de la vida sexual; toda mujer debe iniciar los estudios para detección del cáncer de cuello uterino. Esto consiste en la realización de Papanicolaou del cuello uterino cada 3 años, hasta los 65 años de edad, junto con pruebas de detección del Virus de Papiloma Humano (VPH). En algunas partes del mundo la vacunación contra el VPH es universal en todas las niñas; pero incluso las mujeres vacunadas deberán continuar las recomendaciones sobre las pruebas de detección.

– Detección temprana de cáncer de próstata: A partir de los 50 años de edad, los varones deben acudir al médico para evaluar el inicio de los exámenes de detección de esta enfermedad. Dichos exámenes incluyen la medición anual del marcador tumoral PSA en sangre, así como el tacto rectal.

– Detección temprana de cánceres de piel: El autoexamen de la piel para la detección de lunares sospechosos, es una rutina que debe realizar toda la población. Ante cualquier cambio en la forma, bordes, tamaño o coloración de los lunares, se debe comunicar a su médico para la evaluación especializada correspondiente.

– Detección temprana de cáncer de colon: Todas las personas, varones y mujeres, deberán iniciar exámenes para la detección temprana de cáncer de colon a los 50 años de edad. Para ello se recomienda realizar estudios en heces de forma periódica o idealmente efectuar el estudio visual del colon mediante una colonoscopía. Dichos estudios se realizarán en forma periódica según los hallazgos encontrados hasta los 75 años de edad.

Siguiendo estas recomendaciones e incorporando hábitos de vida saludables, tomaremos el control de nuestra salud y contribuiremos significativamente en el control del cáncer.

Dr. Carlos Desposorio Lozano
Médico Oncólogo

SANNA – Clínica San Borja

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