El pasado mes de abril, el Ministerio de Salud a través de la Oficina General de Epidemiología, emitió una nueva alerta epidemiológica por la que daba cuenta del riesgo de la reaparición de la transmisión endémica de sarampión en el Perú.

Efectivamente, como se sabe, el 2001 se declaró oficialmente erradicado el Sarampión del Perú y el 08 de abril de este año, la DIRIS Lima Centro notificó un caso confirmado de sarampión en una mujer de 40 años, de nacionalidad peruana, residente y procedente de las Islas Canarias de España, que ingresó a finales de marzo al país y que no tenía antecedente de vacunación para Sarampión. Según el análisis de línea de tiempo, el período de transmisión de la enfermedad fue durante su permanencia en el Perú, habiendo circulado por varios distritos de Lima y varios establecimientos de salud hasta su final hospitalización en un hospital del estado, por complicarse su caso con una neumonía basal bilateral.

Para poner un contexto este hecho, se sabe qué en las Américas, en el año 2018 y en lo que va del 2019 se han confirmado casos en Argentina, Bahamas, Brasil, Canadá, Chile, Costa Rica, Estados Unidos de América, México y Venezuela, habiendo en este último país, un brote con un número importante de casos. En el Perú, en el año 2018 también se confirmaron 42 casos de sarampión, y según los estudios filogenéticos efectuados, el origen de los virus aislados de los pacientes es extranjero, habiéndose presentado el último caso en octubre del 2018. Es por ello que teniendo controlada la situación del sarampión el país, la presencia del último caso en el 2019 pone en estado de alerta a todo el sector salud.

El sarampión es una enfermedad muy contagiosa y grave causada por un virus. Es una de las enfermedades infecciosas más contagiosas; hasta 9 de cada 10 personas susceptibles con contacto cercano con un paciente de sarampión desarrollarán sarampión. El virus infecta el tracto respiratorio y luego se extiende al resto del organismo. Ataca principalmente a niños, pero no es rara la infección en adultos no vacunados.

El primer signo del sarampión suele ser la fiebre alta, que comienza unos 10 a 12 días después de la exposición al virus y dura entre 4 y 7 días. En la fase inicial, el paciente puede presentar síntomas parecidos a un resfriado común, tales como: rinorrea, tos, ojos llorosos y rojos, luego aparecen pequeñas manchas blancas en la cara interna de las mejillas (Koplik). Al cabo de unos tres días aparece un exantema caracterizado por ser una erupción rojiza maculo papular, generalmente en el rostro y la parte superior del cuello, que va extendiendo de la cabeza a los pies, acabando por afectar a las manos y pies. El exantema dura 5 a 6 días, y luego se desvanece.

El período de transmisión del sarampión es cuatro días antes y hasta cuatro días después del inicio del exantema. La transmisión típica se produce a través de gotas respiratorias muy pequeñas que se eliminan durante la tos y permanecen en el aire hasta por un período de 2 horas en áreas cerradas.

El contagio por fómites parece menos probable que la transmisión aérea, porque se cree que el virus del sarampión sólo sobrevive un período muy corto sobre superficies secas. Las complicaciones del sarampión pueden ser muy graves y provocar la muerte. Las más graves son la ceguera, la encefalitis (infección acompañada de edema cerebral), la diarrea grave (que puede provocar deshidratación), las infecciones del oído y las infecciones respiratorias graves, como la neumonía.

Al no tener un tratamiento antiviral, la única forma efectiva de prevención es la vacunación. Datos de la Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial muestran como las tasas de incidencia de sarampión han disminuido casi a cero, en aquellos países cuyas tasas de cobertura de vacunación alcanzaban a estar por encima del 95%. En el Perú, el Ministerio de Salud tiene una vacuna gratuita, efectiva y segura y se encuentra en el calendario de vacunación de los niños en el país.

Las vacunas son tan eficaces para protegernos contra las enfermedades, que algunas de estas se han convertido en extremadamente raras en comparación con la época anterior a la vacunación.

Eso crea una falsa sensación de seguridad, donde las personas sienten que no necesitan vacunarse porque la enfermedad ya no existe para ellos, por supuesto, esto es una falacia. La enfermedad es rara porque las personas se vacunan, y si la gente deja de recibir la vacuna, la enfermedad sería mucho más frecuente de nuevo.

Existe otro factor que puede conducir a un aumento de la incidencia de la enfermedad, incluso cuando las tasas de vacunación se mantienen constantes en el tiempo. Este factor es el aumento de la agrupación de los individuos no vacunados (bolsones de no vacunados), por ejemplo, como viene ocurriendo actualmente en nuestro país, en donde las coberturas de vacunación no han llegado a ser las óptimas y la presencia de un solo caso eleva el riesgo de suscitar un brote con muchos pacientes enfermos.

Tenemos que estar preparados ante un brote y tener conocimiento de:

– El sarampión sigue circulando en muchas partes del mundo.

– Su introducción en un mundo globalizado viene hasta en un viaje de avión.

– La mayoría de pacientes que contrajeron el sarampión no estaba vacunada.

– La propagación de la enfermedad depende en gran medida de una rápida y oportuna intervención.

La intervención rápida y oportuna ante la sospecha de un caso es imprescindible. El Ministerio de Salud recomienda que se debe sospechar de sarampión en: “Toda persona de cualquier edad que presenta fiebre y erupción máculo-papular”, en estos casos se debe realizar lo siguiente:

  1. Notificación del caso al sistema de vigilancia epidemiológica del país, esta notificación es obligatoria con el fin de una contención oportuna.
  2. Toma de muestras al primer contacto, se recomienda dos tipos de pruebas:

– En suero sanguíneo: IgG e IgM para sarampión, conservado en cadena de frío (+2oC a +8oC) y enviado al Instituto Nacional de Salud.

– Hisopado nasal y faríngeo: obtenido dentro de los 5 días de iniciada la erupción, con hisopos de dacrón estéril, colocado en un medio MTV y conservada en cadena de frío (+2oC a +8oC) y enviado al Instituto Nacional de Salud.

  1. Manejo sintomático del paciente, vigilando la presentación de signos y síntomas de riesgo (neumonía, encefalitis, infección agregada, etc.)
  2. Aislamiento Domiciliario a menos que necesite de hospitalización, debe permanecer en su domicilio sin salir hasta cinco días después del inicio del exantema, y durante el aislamiento no debe tener contacto con personas susceptibles como lactantes o adultos sin vacunar.
  3. Monitoreo de todos los contactos: personas que vivan en la misma casa u otras dependencias cercanas al paciente sospechoso mientras este era contagioso.
  4. El Plan del MINSA vislumbra la vacunación de la población como medida de bloqueo y contención.

Finalmente debe de tenerse en cuenta que el Perú vive un intenso flujo migratorio desde los países donde precisamente se han reportado brotes y casos de sarampión y que en el mes de Julio se inician los Juegos Panamericanos y Parapanemericanos. Debemos ser conscientes de lo alerta que los sistemas de vigilancia deben estar, con personal de salud entrenado y capacitado, que ayude a enfrentar el enorme reto y desafío que representa la realidad que nos ha tocado vivir.

Lic. Enf. Harrison Sandoval Castillo
Analista de Epidemiología y Bioseguridad
Clínica Ricardo Palma

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