El cáncer es una enfermedad crónica y las complejas decisiones terapéuticas deben tener un enfoque multidisciplinario. Son varios los especialistas involucrados, desde el radio-oncólogo hasta el cirujano oncólogo. Recientemente, debido al desarrollo en la extensa y peculiar farmacopenia que se aplica en estos pacientes, el médico oncólogo ha asumido un papel adicional como experto en la utilización de quimioterapia. Gracias al creciente conocimiento en biología celular e inmunoterapia, la industria farmacéutica cada año ofrece nuevos medicamentos, cada vez más especializados, en la nueva era de la medicina oncológica de precisión.
Lamentablemente, en nuestro país, tenemos muchos casos en estados avanzados terminales. Por otro lado, los médicos solemos descuidar lo que nos hizo abrazar esta carrera: la humanización de la atención de la salud, que es aún más necesaria en esta enfermedad. Por ejemplo, algo tan sensible e importante como los cuidados paliativos oncológicos, se han descuidado en nuestro país. G. Herranz, en una intervención en el I Congreso Internacional de Cuidados Paliativos (Madrid-España, 1994), propuso dos pilares sobre los que se puede construir la ética de la medicina paliativa: el respeto a la debilidad y el carácter finito de la intervención médica. El primero reconoce la valía del enfermo incurable, que tiene tan-to derecho a una atención médica de calidad, como el paciente que puede ser curado. El segundo enseña a admitir los límites de los medios terapéuticos y su inutilidad cuando no hacen más que prolongar la agonía. Un modo esencial de respetar la vida es aceptar la muerte, sin empeñarse en tratamientos que no alivian, sino que alargan o empeoran el proceso de morir.
Tomando en cuenta lo anterior, podemos decir que los tratamientos oncológicos en pacientes terminales o avanzados (no curables), buscan paliar los síntomas de la quimioterapia, incluso con tratamientos de terapia biológica, obteniendo buenas respuestas con mínima toxicidad, cumpliendo así con el respeto a la debilidad de las personas. Pero erróneamente muchos pacientes, incluso profesionales de salud, piensan que los tratamientos de quimioterapia no corresponden a lo que se denomina ensañamiento o encarnizamiento terapéutico.
La Clínica Renal y Oncológica (CREO-UPCH) tiene una infraestructura de primer nivel para atender a Lima Norte: una sala de infusión de quimioterapia con su sala de preparación, equipo de radioterapia, salas quirúrgicas, laboratorio clínico y anatomía patológica de primera; además de esto, tenemos servicios de consulta externa, hemodiálisis, diagnóstico por imágenes, radiooncologia, medicina preventiva, farmacia, entre otras; que permite a CREO cumplir con los más altos estándares internacionales.
Finalmente, cuenta con un equipo de profesionales especializados en oncología, formados con una visión de atención humana, donde prima la empatía, confianza, innovación, solidaridad, ética, para el bienestar del paciente y sus familias.
Dr. Hermes Tejada Benavides
Coordinador de Oncología Médica
Clínica CREO