Durante el invierno en Lima, entre las enfermedades más comunes encontramos al resfrío común y a la influenza, aunque a veces las personas los confundan, es necesario destacar sus diferencias.
El resfrío común, es una infección viral aguda y autolimitante del tracto respiratorio superior que involucra, en grados variables, estornudos, congestión o secreción nasal (rinorrea), dolor de garganta, tos, fiebre leve, dolor de cabeza y malestar general. Este puede ser causado distintos virus y los más comunes son los más de 100 serotipos de rinovirus. La influenza, también es una infección viral aguda, en este caso, generalmente causada por el virus de la Influenza A y B, que ocurre en brotes y epidemias en todo el mundo. En los cuadros no complicados, suele presentarse con aparición abrupta de fiebre, dolor de cabeza, malestar general y mialgias intensas (dolor muscular). Estos síntomas son acompañados de manifestaciones de enfermedades del tracto respiratorio como tos seca, dolor de garganta y secreción nasal.
En algunos casos, el inicio es tan abrupto que los pacientes pueden recordar la hora exacta en la que empezó la enfermedad.
La influenza en detalle
Los virus de la Influenza A se clasifican en subtipos, según dos antígenos de superficie: los antígenos de hemaglutinina (H) y neuraminidasa (N), que determinan la nomenclatura de influenza (Ejemplo: H1N1, H3N2, etc). Los virus de la Influenza B, tienen una menor propensión a los cambios antigénicos y solo se han descrito variantes antigénicas en la hemaglutinina,por otro lado, se ha descrito que la influenza C causa enfermedades respiratorias agudas en niños y raramente en adultos.
Aunque la infección por esta enfermedad ocurre principalmente durante los meses de invierno, como ya se ha mencionado; la propagación, duración y severidad posteriores al brote depende de la susceptibilidad de la población, ya que su transmisibilidad es bastante similar a otras enfermedades de la estación. Por ello, si existe la sospecha de infección por influenza, la persona afectada debe acudir de inmediato a ser evaluado por el médico neumólogo o neumólogo pediatra, en caso de adultos o niños, respectivamente.
Esta precaución es necesaria para evitar complicaciones respiratorias, ya que si no tiene la atención debida puede derivar en laringotraqueitis, traqueobronquitis y/o neumonía. Entre los niños, además de las anteriores, también se puede sumar la posibilidad de presentar otitis media aguda.Otras complicaciones que se pueden encontrar son convulsión febril, meningitis aséptica, encefalitis aguda y con menos frecuencia síndrome de Guillain – Barré.
En el estudio “Estimaciones de la mortalidad respiratoria global asociada a influenza estacional”, que fue llevado a cabo en 33 países entre los años 1999 y 2015, publicado en la revista médica Lancet en el 2017, reportan que la tasa media anual de mortalidad asociada a infección respiratoria por influenza varió de 0.1 a 6.4 por 100 000 individuos en aquellos mayores de 65 años y 17.9 a 233.5 por 100 000 en aquellos mayores de 75 años de edad. En el caso de niños, la tasa de ataque de la influenza es de 10% a 40%.
Por ello, se deja en evidencia que los grupos más vulnerables son los niños y los adultos mayores, por tanto cabría poner mayor atención en la prevención dentro de estos grupos etarios.
¿Cómo prevenirla?
Una medida para prevenir la infección por influenza es el lavarse las manos con agua y jabón de manera frecuente o usar alcohol gel, pero el principal medio para evitar esta enfermedad es la inmunización, por ello se recomienda la vacunación anual para todas las personas mayores a los 6 meses de edad y en especial para las personas que tienen un mayor riesgo de enfermedad severa, es decir, aquellas / con edad menor de 5 y mayores de 65 años de edad, además de pacientes que presentan enfermedades crónicas.
Es importante precisar que, después de hacer muchos estudios minuciosos, los científicos no han encontrado ningún vínculo entre la vacuna contra influenza y el autismo por lo que es una medida de prevención segura, que evitará el riesgo de contraerla así como las complicaciones que puede conllevar. Sin embargo, como toda vacuna se pueden esperar algunos efectos adversos, aunque estos son menores: enrojecimiento, hinchazón y leve dolor en la zona de aplicación, con menos frecuencia fiebre leve, cefalea y malestar general.
Julio César Arbulú Vélez
– Neumólogo pediatra de SANNA Clínica El Golf
– CMP 053510
– Miembro de la Asociación Latinoamericana de Tórax (ALAT)
– Miembro de la Sociedad Americana de Tórax (ATS)
– Miembro de la Red Peruana de Tuberculosis Pediátrica (REPETUP)