La seguridad en salud, intención genuina de los profesionales en reducir daños, mejorar resultados y optimizar el servicio, se ha visto amenazada por la necesidad de prevención del contagio y la determinación de los gobiernos de cortar la cadena de trasmisión del Covid-19.

Así, mientras los reflectores siguen apuntando al Covid, muchas enfermedades están siendo desatendidas y las actividades preventivo promocionales de salud han quedado postergadas.

La calidad en salud, conjunto de atributos de un servicio que, cumpliendo con estándares determinados debe satisfacer a los usuarios, parece también haber sido desplazada por la concentración de recursos humanos y materiales a la pandemia. Pero, aun durante la pandemia, la seguridad y la calidad de atención en obstetricia merece una particular atención debido a que:

a) El número de nacimientos no se ha modificado por esta circunstancia.
b) La obstetricia sigue siendo un entorno muy sensible de la atención en salud.
c) Existe un creciente índice de problemas legales en obstetricia

La seguridad y calidad de atención en obstetricia, se cimienta en el control del embarazo, actividad que, dado el marco normativo nacional, está actualmente restringida en muchos establecimientos estatales pero que ha sido retomada precozmente en establecimientos privados como Clínica Santa Isabel, y otras.

Tradicionalmente el control prenatal ha perseguido objetivos puntuales:
– Valorar integralmente a la gestante y su embarazo.
– Identificar riesgos obstétricos,
– Derivar oportunamente casos que requieren ser vistos en centros con mayor capacidad resolutiva.
– Generar registros de atención para seguimiento.
– Prevenir enfermedades prevalentes como la anemia de la gestante y el RN.
– Establecer el mejor plan de nacimiento.
– Reducir la morbimortalidad materna y perinatal.

El control del embarazo, por tanto, se hace indispensable para el propósito de una atención obstétrica de calidad y simplemente no debería dejar de brindarse.

La pandemia obviamente, obliga a crear ciertas modificaciones del proceso de atención como, por ejemplo:
– Espaciamiento de controles prenatales al mínimo necesario.
– Reducción del ingreso simultáneo de pacientes y sus acompañantes al establecimiento de salud durante las atenciones que se brinden.
– Garantizar la prescripción de suplementos de ácido fólico y hierro para intervalos más largos.
– Atención segura de la gestante con riesgo obstétrico.
– Utilización de pruebas de detección de la infección por Sars Cov 2 en pacientes y familiares acompañantes durante la estancia hospitalaria.
– Atención segura, individualizada y diferenciada de la paciente infectada o en fase de contagio, sea sintomática o no.
– Atención segura, del neonato de pacientes infectadas o no infectadas.
– Favorecer el alta precoz de la paciente hospitalizada.

Dado que la falibilidad de las pruebas diagnósticas (tanto pruebas rápidas como pruebas moleculares para Sars Cov-2) hacen imperfectos los fluxogramas o esquemas de atención, se requieren reevaluaciones periódicas de los procesos de atención asistencial obstétricos en la búsqueda de la mejora continua de la calidad. Finalmente, se debe incorporar dentro del concepto de la seguridad, no solo la relacionada con la gestante y su recién nacido, sino también la que respecta a todo el personal involucrado en un proceso de atención eficiente, de calidad y fundamentalmente humanizado.

Dr. Saúl Bonilla Vargas
Gineco Obstetra
Clínica Santa Isabel

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