El cáncer es un verdadero problema de salud pública a nivel mundial. Su impacto social, económico y en calidad de vida hablan por sí solos, sin tomar en cuenta los daños psicológicos y emocionales que producen en la población.

En América Latina, según la Organización Mundial de la Salud (OMS-IARC) un poco más de 1 millón de personas desarrollaron la enfermedad en América Central y América del Sur, y fallecieron 550,000 personas aproximadamente. La aparición de cáncer está aumentando debido al crecimiento y el envejecimiento de la población, así como a una mayor prevalencia de factores de riesgo establecidos como el tabaquismo, alimentación inadecuada, el sobrepeso, la inactividad física y el cambio en los patrones reproductivos asociados con la urbanización  y el desarrollo económico.

Resulta esencial y muy interesante hablar sobre los progresos y los desafíos persistentes para el control del cáncer en Latinoamérica, tanto para médicos,  investigadores, tomadores de decisiones, seguros médicos, financiadores, economistas y gestores de políticas públicas en salud. Centroamérica y América del Sur presentan una doble carga de cáncer vinculada con la transición epidemiológica desigual, con tasas elevadas tanto para el cáncer asociado a infecciones (que tradicionalmente afecta a las regiones más pobres del mundo) como para el cáncer asociado a estilos de vida  (que tradicionalmente se asocia con regiones más prósperas).

Una realidad innegable que vemos todos los días, son hospitales saturados de pacientes con cáncer avanzado, con dificultades  para la atención y turnos oportunos, con costos de diagnóstico y tratamientos  insostenibles, con presupuestos limitados, con mala calidad de vida y con un gasto de bolsillo aun considerable en nuestro país.

En Argentina, según el Instituto Nacional del Cáncer, «Alrededor de 60,000 personas mueren por año a causa del cáncer. En Perú ocurren cerca de 50,000 casos nuevos por año y cerca de 30,000 muertes por año.  En los países de Latinoamérica, el cáncer fue el responsable de una de cada cinco muertes ocurridas en 2015. A partir de 2012, la probabilidad de que un habitante  de Latinoamérica muriera de cáncer antes  de cumplir los 75 años de edad fue de uno en diez, aproximadamente.

Además de la pérdida de vidas humanas, «el costo financiero asociado al cáncer es enorme y crece cada vez más. Un estudio elaborado por The Economist Intelligence Unit en 2009 descubrió que, por sí solos, los casos de cáncer cuestan a las economías de 12 países en Latinoamérica un total de USD 4,200 millones por año, incluidos los costos médicos y la pérdida de productividad laboral.

Descripción comparativa del Perú y  Latinoamérica.- Si tomamos en cuenta la tabla de calificaciones en materia de control del cáncer en América Latina 2017 en una escala de 1-5, vemos que Perú obtuvo 4 en Plan estratégico (Costa Rica 5); En Supervisión del desempeño nuestro país obtuvo 4  ( Uruguay 5); En Disponibilidad de Medicamentos Perú obtuvo 2 ( México y Brasil 3); Disponibilidad de Radioterapia obtuvo 1 ( Chile 5, Uruguay 4); Prevención y Detección Temprana 2 ( Chile y México 4); Finanzas 2 ( Uruguay y Costa Rica 4); Sobre un Máximo  de 30 puntos, Perú obtuvo 15 puntos.

En cuanto a la Evaluación sobre la calidad de los datos, según GLOBOCAN atlas de cáncer, Perú ocupó el anteúltimo lugar, con un Registro Vital Completo de Baja Calidad, solo arriba de Bolivia: que aparece sin datos. Situación idéntica sucede cuando vemos los resultados en el campo de Disponibilidad de Medicamentos 2017. En este campo se examina la disponibilidad de fármacos contra el cáncer y la morfina para el dolor. Perú obtiene 1.1 de  una escala de 5. Pero cuando evaluamos Servicios de Atención Paliativa completos por millón de habitantes, Perú ocupa el último lugar de la región 0.4 (Chile 16).

En relación al costo medico por paciente de nuevos casos de cáncer, 2009, el promedio en los 12 países estudiados fue de casi  10 dólares, y en pero fue de 4.9 dólares.

Podemos afirmar que los retos y desafíos pendientes en materia de Cáncer en Perú y los países de Latinoamérica, deberían generar respuestas claras y programas específicos en los gobiernos y a todo nivel en los tomadores de decisiones, y las cruciales participaciones de todos los sectoresde la población, tanto públicas como  privadas. En las universidades e instituciones educativas, el tema cáncer requiere urgente participación y adecuaciones de  los programas curriculares en medicina y ciencias de la salud, para la enseñanza en el pregrado y en el posgrado de esta  materia. Asignación de presupuestos para líneas de investigación en cáncer, así como programas educativos y de conciencia a la población. La investigación y la prevención son las armas fundamentales en la lucha contra el Cáncer.
Cinco áreas prioritarias

1.- Programas nacionales de control del cáncer.
2. Registros y Bases de datos relativos al cáncer.
3. Prevención y detección temprana.
4. Presupuestos y dotación de recursos.
5. Luchar contra la Ineficacia y desigualdad.
El problema se complica para quienes no pueden pagar un seguro privado o conseguir un seguro provisto por el sistema de  Seguridad social a través de su empleo. En Perú, hay una escasez de proveedores de atención de la salud, hospitales de atención terciaria, unidades de radioterapia y equipos médicos de diagnóstico (por ejemplo, aparatos de mamografía, equipos de endoscopia y  equipos de diagnóstico patológico). En el año 2012, Perú propuso el Programa Estratégico para la Prevención y Control del Cáncer Plan  Esperanza) para reducir la morbilidad y la mortalidad por cáncer.7 Sin embargo, el control del cáncer en las áreas rurales sigue siendo un motivo de preocupación, de modo  tal que el diagnóstico es menos probable y se suman los viáticos al costo efectivo del tratamiento para aquellas personas a las que se les diagnosticó cáncer.

Los sistemas de salud de América Latina se enfrentan a muchos obstáculos para la prestación de  servicios óptimos de tratamiento del cáncer, lo cual incluye una infraestructura fragmentada de atención de la salud, escasa cobertura de la atención médica, fondos y recursos inadecuados para poblaciones específicas, y la disparidad en la distribución de los recursos.

Por lo tanto, existe una necesidad urgente de planificar, desarrollar y aplicar mejor las estrategias nacionales de cáncer en vista de las necesidades locales y las actuales de ciencias en el tratamiento del cáncer. Para tener impacto, los líderes gubernamentales, autoridades del sector de salud y el público en general deben mostrar un compromiso unificado para mejorar los  servicios y el tratamiento del cáncer.

Muchos progresos se han realizado, pero aún queda mucho camino por recorrer para disminuir las desigualdades en el control del Cáncer en el Perú y Latinoamérica. Es urgente cambiar del modelo solo terapéutico al modelo preventivo y de medicina de estilo de vida.

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