El 4 de diciembre de 1939, se inaugura oficialmente el Instituto Nacional del Cáncer, iniciándose de este modo el camino de la ciencia oncológica en el Perú, cuyas primeras actividades se orientan a la prevención y asistencia social anticancerosa, asistencia especializada en sus consultorios externos y de hospitalización, y como centro de estudios y enseñanza post universitaria sobre cáncer. De la trayectoria del INEN nos comenta en la siguiente entrevista el Jefe Institucional, Dr. Eduardo Payet Meza.

El INEN cumplió 82 años en diciembre pasado. Coménteme brevemente, ¿Cómo fueron sus inicios?

Esta pregunta es sumamente interesante. En 1938, una especie nueva de rayo llegó al Perú. Fue exactamente al Hospital Nacional Arzobispo Loayza (HNAL), pabellón 5, que en ese entonces se llamaba “Hospital de Mujeres”. La mayoría de las pacientes que eran tratadas se encontraban diagnosticadas con cáncer de cuello uterino, llamado epiteliomas.

Es en este contexto que Don Constantino J. Carvallo, médico ginecólogo y Ministro de Salud de aquel momento, tuvo la visión de construir un hospital que tratase de forma exclusiva esta enfermedad. Así, el Presidente de la República en ese periodo, Óscar R. Benavides, y su esposa, Doña Francisca Benavides Diez Canseco, organizaron toda una campaña para la construcción de un hospital dedicado al paciente con cáncer.

Para concretar ello, se creó un impuesto a la importación de los sistemas eléctricos de refrigeración, al uso de hielo seco en los bares, restaurantes, entre otros. Con los ingresos obtenidos de ese impuesto, se construyó el Instituto Nacional de Cáncer, ubicado en la cuadra 8 de la Av. Alfonso Ugarte frente al HNAL.

El 4 de diciembre de 1939, en seis meses, tiempo récord, se inauguró el hospital llamado “Instituto Nacional de Cáncer”. Algunos años después se cambió el nombre a “Instituto Nacional de Radioterapia”; y, desde entonces el nombre del instituto ha pasado por nueve modifi caciones.

Posteriormente, en 1952, el doctor Eduardo Cáceres Graziani revolucionó el manejo del cáncer en el país aplicando el modelo moderno americano, creando la escuela de residentes.

Recién en 1987, se construyó el segundo local llamado “Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas”, al cual nos mudamos. Gracias a la importante obra social de la Fundación Peruana de Cáncer, luego de un esfuerzo que tomó 14 años, pudimos contar con el espacio en el que hoy nos encontramos en esta entrevista.

¿Cuáles son las principales carteras de servicio del INEN?

Desde su fundación se planteó una defi nición que hoy en día se usa mucho, que es el control del cáncer. Para ello, era necesario primero formar especialistas en el manejo del cáncer con una nueva concepción del conocimiento de la historia natural de la enfermedad. Esta fue una tarea de 50 años.

El control de cáncer incluye acciones de promoción, prevención, educación de la población y de especialistas, diagnóstico precoz, diagnóstico oportuno, tratamiento e incluso rehabilitación. Esto para que fi nalmente en los casos que no se haya podido ayudar en el manejo paliativo y terminal del paciente.

Durante años he escuchado a mis maestros decir “el Estado no le da la importancia que el cáncer se merecía’’. Si antes el país reclamaba que el estado no le daba la importancia que el cáncer se merecía, déjeme decirle que hoy en día se encuentra en la agenda de todos. Lo que debemos hacer es movilizar, no solamente a los hospitales del Estado, sino también a la seguridad social, al sector privado, a los políticos, a la industria, organización de pacientes y organizaciones civiles.

Ahora nos encontramos a punto de que se publique el reglamento de la Ley Nacional de Cáncer, la cual tiene por objetivo que todos los pacientes independientemente de su condición socioeconómica, tengan la posibilidad de recibir un diagnóstico y acceder al tratamiento: una oportunidad.

El mundo tecnológico avanza de una manera acelerada, en ese sentido el INEN ¿cuánto ha avanzado en investigación científi ca para curar el cáncer?

Lo que hemos hecho a lo largo de estos años es enfocarnos en las transferencias blandas y la transferencia de tecnología. Las transferencias blandas incluyen formar especialistas pensando en las necesidades de los próximos cincuenta años en el país en relación al cáncer. Actualmente contamos con una escuela de formación de oncólogos. Este es un concepto fundamental: aumentar este entrenamiento y distribuir a médicos que cuentan con esta formación en diferentes instituciones.

El segundo concepto es la transferencia tecnológica, apoyando a todos los proyectos de inversión relacionados al manejo del cáncer. El Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas ha demostrado ser eficiente en ello.

El PBI en el sector salud es importante, nos encontramos apretados en presupuesto de aquí al 2022; sin embargo, debemos seguir pensando en que no todos los pacientes con cáncer deben acercarse a Lima. Nosotros estimamos que hay 70mil nuevos casos de cáncer cada año en el país, pero solo tenemos capacidad para recibir únicamente a 14mil nuevos casos al año, que se suman a los 45mil que se encuentran en controles. Entonces la idea es descentralizar el manejo del cáncer.

El Perú cuenta con un Instituto Regional de Enfermedades Neoplásicas en Trujillo, otro en Arequipa y recientemente uno puesto en marcha en Junín. Debemos insistir en que las instituciones tengan más equipos de radioterapia, equipos de quimioterapia, mayor inversión en técnicas quirúrgicas, salas de operaciones y salas de hospitalización a nivel nacional. Considero que en los últimos años se ha logrado un avance.

Es de conocimiento público que hace poco se inauguró un nuevo edificio. ¿cuáles son los proyectos de inversión en los próximos 10 años, tanto en infraestructura como equipamiento?

Del nuevo edificio, el concepto fue mejorar la capacidad de atención ambulatoria a nuestros pacientes, disminuyendo las tasas de hospitalización.

Tiempo atrás, toda quimioterapia iba asociada a la hospitalización del paciente. Hoy en día, tenemos cuatro pisos donde brindamos quimioterapia ambulatoria. El paciente viene en diferentes horarios para su correcta operación, la gestión de cada paciente es mucho más rápida. Por ejemplo, existen muchos pacientes con cáncer de tiroides, pacientes con algún tipo de neoplasia ginecológica o de mama, todos ellos están siendo tratados de forma ambulatoria.

Esta estrategia nos ayudó mucho durante la pandemia, a pesar de que ha sido duro manejarla, siendo el edificio nuevo de gran ayuda para separar áreas Covid de las áreas no Covid. De esta manera, los costos disminuyen, la calidad de atención mejora y es más eficiente.

Generalmente, ¿qué tipo de cáncer es el que más se detecta en la institución?

Una herramienta importante en la historia del INEN y que hemos continuado, es tratar de hacer la radiografía del cáncer. Hago referencia de la importancia de implementar registros de cáncer. Lo ideal es que existan registros hospitalarios de cáncer y que estos se reporten al Ministerio de Salud con el fin de realizar los registros de cáncer de base.

Nosotros nos hemos encargado de ver los números que llegan. Aquí, el 50% de nuestros pacientes vienen de provincia y sabemos la proporción que proviene de cada región y qué tipo de tumores afecta su población. Eso nos sirve para analizar nuestra problemática.

Por eso es muy importante realizar la radiografía del cáncer. Gracias a ello, sabemos que el perfil de Lima Metropolitana es diferente al perfil que se presenta en el resto del país. El cáncer de mama, cuello uterino y cáncer de estómago son las tres neoplasias más comunes en la mujer de Lima. En relación a los hombres, el cáncer de próstata ha aumentado considerablemente, desplazando al cáncer del estómago y cáncer de pulmón. Sin embargo, han aparecido nuevas neoplasias que no observábamos antes como el cáncer de tiroides, que ha aumentado considerablemente. Los distritos guardan una estrecha relación con el nivel socioeconómico y el nivel socioeconómico distrital guarda una relación con el cáncer del estómago. Este se aprecia en mayor proporción en Puente Piedra mientras que en San Isidro se observa mayor cáncer de colón, por ejemplo.

Para hacer políticas públicas y aplicar programas de control de cáncer, es fundamental tener un registro cuantitativo.

¿Cuál ha sido el impacto de la pandemia en los pacientes de cáncer y cómo han sobrellevado el tema?

Al comienzo consideramos que este no sería un hospital Covid y les decíamos a nuestros pacientes tratados que estaban en control “quédate en casa’’, en ese entonces, el Covid era algo desconocido y no sabíamos la repercusión que tendría.

Lo cierto es que nuestros pacientes no eran recibidos en otros hospitales al comienzo de la pandemia. Por ello, implementamos áreas diferenciadas, procedimos a organizar nuestra unidad de manejo de riesgos y creamos un sistema de nuevos flujos para protección de nuestros pacientes y trabajadores. Era importante implementar todo ello para cumplir con los protocolos de bioseguridad en tanto garantizamos la continuidad de la atención.

Actualmente, el Covid ha disminuido considerablemente en las tasas de hospitalización; sin embargo, todavía mantenemos las medidas preventivas, ya que aún tenemos pacientes Sars Covid 2.

En general hubo una migración de estadios clínicos porque existe mucho temor, las campañas de despistaje a nivel nacional han disminuido. Estamos viendo un cáncer más avanzado que antes. Hemos aplicado un modelo matemático y llegar a la normalidad nos tomará aproximadamente 4 o 5 años en relación a lo que apreciábamos antes.

¿Cómo están manejando la vacunación para niños oncológicos de 5 a 11 años?

Desde el día 1 establecimos un protocolo de vacunación que fue aceptado por el Ministerio de Salud inmediatamente.

Después de haberse vacunado con los primeros miembros de la primera línea, lo que permitió que nuestros pacientes continuaran con su tratamiento y disminuyeran las tasas de infección. Éramos conscientes que los pacientes con cáncer deberían tener una prioridad en la vacunación.

En relación a la vacunación pediátrica, se planificó inmunizar a cerca de 300 niños con cáncer. Lo importante es que existe una gran adherencia, no hemos tenido una mayor cantidad de sujetos anti vacuna en el hospital. Nuestros niños están acostumbrados a las quimioterapias y sus padres fueron los más dispuestos a aplicarles las vacunas. Además, aprovecho este espacio para agradecer a todo el personal de salud por su ardua labor ante este virus.

Finalmente Dr. un mensaje por el día mundial de la lucha contra el cáncer

La prevención del cáncer y promoción de la salud es la mejor herramienta para manejar esta enfermedad que siempre estará con nosotros. Por ello, no fumes, consume comida sana, ten una buena educación sexual y acude a tus controles. Esta es la mejor manera de protegernos del tsunami de casos que vendrá los próximos años.

Los números están aumentando considerablemente, la tasa de incidencia de cáncer de los años 90 era de 150 por 100mil habitantes. En nuestro último registro de cáncer de Lima Metropolitana ha subido a 255 por 100mil habitantes, casi el doble. Si extrapolamos los datos de Lima Metropolitana que tiene 33% de la población del Perú, estos datos deben ser igual también en las regiones. Es decir, debemos pensar que ante el primer síntoma que uno tiene, debe acudir a un centro de diagnóstico de nivel primario, para realizar descartes diarios de la enfermedad y su pronta referencia.

Cuando era joven, mis profesores me decían “piensa en tuberculosis como diagnóstico diferencial”. Yo les digo ahora a los estudiantes de medicina: “piensa en cáncer dentro de tu diagnóstico diferencial’’ porque el cáncer hoy en día es la segunda causa de muerte y se presenta de cualquier forma.

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