El Dr. Jack Blanc, nació en la ciudad de Lima en enero del 1954, sus padres eran del país de Rumania, tuvo un solo hermano quien falleció hace cinco años. Se casó en 1986 y de esa unión tiene dos hijos y una hermosa nieta de un año de edad.
Sus primeros estudios de primaria y la secundaria los realizo en el colegio Leon Pinelo ubicado en Lima, “De chico era un poco introvertido, me gustaba estudiar, leer, también me gustaba el deporte, particularmente el futbol, el básquet” comenta Jack.
“En la adolescencia era más reflexivo, tenia pocos amigos, algunos del barrio y otros del colegio, pero seguía jugando futbol y en la universidad fulbito. Me gustaba ir a fiestas y bailar; en ese periodo desarrolle el gusto por la música de todo género, especialmente instrumental, Ray Conniff era uno de mis favoritos de aquella época. Cuando cambio su estilo, dejó de ser la música favorita que escuchaba y amplié mis gustos a otros géneros” relata Jack.
A continuación, el Dr. Jack Blanc nos relata sobre su vida universitaria, su carrera de medicina y su trayectoria profesional.
¿En qué año ingresa a la universidad, que carrera escoge y cuando se gradúa?
Ingresé a la Universidad Cayetano Heredia en al año 1971, para seguir la carrera de medicina y me gradué como bachiller el agosto de 1979.
Luego de cumplir el Servicio Rural, que en aquella época se denominaba SECIGRA. ingrese al año siguiente al programa de segunda especialización (Residentado) en Cirugía de Tórax y Cardiovascular por la Universidad de San Marcos, efectuando mi entrenamiento en el Hospital Guillermo Almenara (Ex Obrero).
¿Coméntenos si estudio alguna maestría, en qué año y en qué país?
A los pocos años de terminada la especialización, tuve la oportunidad de viajar al extranjero y hacer un entrenamiento en mi especialidad en la ciudad de Houston, Texas USA, en el Texas Heart Institute, bajo la dirección de uno de los cirujanos cardiovasculares más famosos del mundo, que marco toda una época: el Dr Denton Cooley, recientemente fallecido. El programa se extendió por más de dos años y correspondió a una de las etapas más intensas de mi vida, involucrándome por un tiempo y de manera accidental en el programa de trasplante cardiaco del hospital. En esa misma época nació mi hijo mayor.
En el año 2002, ingrese al programa de Maestría en Administración de Servicios de Salud por la Universidad Federico Villareal, egresando en el 2004.
¿En qué instituciones trabajo desde que obtuvo su título, ha escrito libros, obtuvo algunos premios?
Luego de retornar al Perú, después de mi entrenamiento en Houston, trabaje en mi especialidad de cirugía de tórax y cardiovascular, en los sectores públicos y privados. En la parte pública trabaje en los Hospitales María Auxiliadora, Daniel Carrión (Callao) y Arzobispo Loayza, en este último por un periodo muy breve. En la parte privada en la Clínica Javier Prado.
En el año 2003 me incorpore a la familia de la Clínica Ricardo Palma, en el área administrativa únicamente.
Tuve la oportunidad de escribir un par de capítulos del libro de texto de mi especialidad, como parte de la colección del capítulo de Cirugía que la Universidad de San Marcos público.
La colección recibió el Premio Hipólito Unanue, siendo parte del grupo de profesionales que fuimos reconocidos por ese aporte.
Como parte de la Asociación de Clínicas, la Clínica Ricardo Palma me propuso para representar a la Asociación en el Comité Nacional de Medicamentos, cargo que he venido desempeñando sea como miembro titular así como alterno desde el año 2004.
¿En sus tiempos libres que le gusta hacer?
La música continúa siendo mi pasión. Me gusta leer en el poco tiempo libre que me queda. El cine es otra de las actividades que me gustaba disfrutar, cuando se podía salir. Ahora, solo en casa por la pandemia. Me agrada ver películas especialmente de corte histórico.
¿En relación a la gastronomía, cuál es su plato preferido?
El cebiche a todas luces es el plato que más disfruto, también el lomo saltado y la sopa criolla le siguen muy de cerca.
Finalmente Dr. Blanc, su mensaje a los médicos del Perú, en esta hora difícil que están viviendo debido a la pandemia
En esta hora tan difícil que nos toca vivir y que seguramente nos acompañara por algún tiempo más, los grandes héroes que se sacrificaron y continúan haciéndolo, son todos aquellos que de una u otra manera dedican su vida en cuerpo y alma al cuidado de los menos afortunados, que son los que cayeron enfermos por esta pandemia. De ellos, los médicos son los que han estado y continúan estando al pie del cañón, sin rendirse y entregando sus vidas para que los enfermos puedan tener una oportunidad de seguir viviendo. Algunos de ellos trabajando inclusive en condiciones precarias y al mismo tiempo procurando que sus familias no sufran los estragos de la enfermedad, que ellos mismos están combatiendo.
Ningún homenaje puede ser suficiente para reconocer el sacrificio que han hecho por sus congéneres. Muchos cayeron en la batalla y otros continúan luchando por sobreponerse. Muchas familias perdieron a sus seres queridos, varios de ellos médicos. El legado que les dejaron a sus familiares es su buen nombre y el reconocimiento que las futuras generaciones deben darles por tener un héroe entre ellos. Así como en otras latitudes, el país entero les agradece a sus héroes por los servicios prestado, nuestro país tiene una deuda infinita de gratitud por sus médicos y por todo el personal de salud que sigue batallando para cuidar la salud de las futuras generaciones.