El maltrato físico, psicológico y sexual al interior de los centros educativos se ha convertido en una práctica cotidiana, que sólo es denunciada cuando hablamos de casos extremos; los castigos arbitrarios y exigencias injustas que no guardan relación con la falta cometida es otra practica muy común. Si a esto le sumamos el comportamiento de algunos estudiantes en la calle, sobre todo a la entrada y salida de los colegios, marcado por la falta de respeto e incluso violencia (agresión a otros estudiantes o a los transeúntes; enfrentamientos entre estudiantes de diferentes instituciones educativas), entonces tenemos que estar alertas con nuestros hijos.

El psicólogo Aldo Pissani Bulnes, consultor de la Asociación de Clínicas Particulares del Peru hizo un llamado a los padres de familia y a los profesores a observar este comportamiento al interior de las instituciones educativas, pues a pesar de los esfuerzos por erradicar el deterioro de las relaciones interpersonales, la violencia, el autoritarismo y la corrupción se mantienen.

Las relaciones interpersonales de los estudiantes, y de estos con sus profesores, son importantes para favorecer el desarrollo personal. La Convivencia y Disciplina Escolar, señala Aldo Pissani, es un componente fundamental de la formación integral de los estudiantes. Una formación democrática, que promueva el respeto irrestricto de los derechos humanos, el reconocimiento de los niños y adolescentes como sujetos de derecho, el ejercicio pleno de la ciudadanía y el fortalecimiento de estado de derecho; requiere de una articulación entre la propuesta curricular y las relaciones interpersonales en la escuela.

Asimismo, señala que una adecuada Convivencia y Disciplina Escolar, que evite los defectos tanto del autoritarismo como del permisivismo, es un factor protector esencial en la labor de prevenir dificultades y promover la salud de los estudiantes y se fundamenta en la formación ética que propone el currículo.

Recomendaciones a los profesores:

Momentos de reflexión.

  • Tomar en algún momento las horas de clases para comentar situaciones o incidentes importantes en la vida escolar o social que tienen repercusión en la formación del estudiante.

Durante las clases.
Sugerencias de cómo puede un docente construir o fortalecer la convivencia escolar:

  • Tranquilizar a los estudiantes antes de iniciar las clases. Por ejemplo, no empezar a hablar hasta que todos estén callados y en su sitio.
  • Recuperar la tranquilidad a lo largo de la clase. Esto incluye el manejo de los cambios de actividad o los minutos que se dejan para que los alumnos descansen un poco y vuelvan a mantener la atención.
  • Al salir del aula, dejar lista para recibir al docente que viene a continuación.
  • Nunca dar indicaciones cuando los estudiantes están hablando o haciendo algo.
  • Deberá educar constantemente su atención y su capacidad de respuesta a las indicaciones.
  • Es necesario revisar y actualizar antiguas costumbres que no favorecen las relaciones democráticas y formativas, tales como el llamar a los estudiantes por apellido, el tratamiento de “usted” al dirigirse a los alumnos y que los alumnos no puedan dirigirse con familiaridad, pero con respeto, a sus profesores. También debemos evitar llamar a los estudiantes con apodos.

En los recreos.

  • La presencia de los profesores (por turnos) y auxiliares facilita el autocontrol y brinda seguridad a los estudiantes más tranquilos o débiles, para que puedan recurrir a la autoridad en caso necesario.
  • Cuando no hay presencia preventiva en los recreos es fácil que los estudiantes cometan excesos –a veces por palomillada, a veces por rebeldía y también por reto a la autoridad–, y los docentes no se enteren de lo que ocurre.
  • Dos de los sitios más comunes para comportamientos inadecuados, como bromas pesadas y faltas de respeto entre compañeros, suelen ser los servicios higiénicos y los alrededores de los kioscos y cafeterías. Mención especial merecen las zonas ciegas de las instalaciones del centro educativo, que quedan fuera de la vista docentes y auxiliares.

En las entradas y salidas.
La falta de presencia preventiva hace que más allá de las puertas, los estudiantes se encuentren en “tierra de nadie”, donde cualquier estudiante o grupo puede faltar el respeto a compañeros y transeúntes, y no pasa nada, pues reina la impunidad.

  • Las normas para la entrada y la salida deben cubrir más allá de las puertas del colegio, para garantizar que los estudiantes mantengan en la calle el respeto a las normas de convivencia que tienen en el centro educativo.
  • La presencia preventiva en las puertas y alrededores de la institución educativa, además de recordar a los estudiantes que deben respetar las normas de convivencia escolar, permite detectar a personas con intenciones de amenazar la integridad de los estudiantes. Dentro de los peligros que los acechan, están los potenciales abusadores, vendedores de pornografía y vendedores de drogas. Los padres de familia organizados y en coordinación con las autoridades municipales y policiales tienen una función específica en esta tarea de protección, para prevenir visitas a los comercios de la zona, especialmente a los bares, cabinas de Internet y otros centros de diversión.
  • La violencia callejera, en la que muchas veces participan estudiantes, uniformados o no, no se impide solo con presencia preventiva de docentes, padres de familia e instituciones de la comunidad local; es necesario formar a los estudiantes en el respeto a las personas y a sí mismos, y sobre todo que vivan en un ambiente escolar donde se respeten sus derechos y aprendan a cumplir sus deberes ciudadanos.
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